La transformación de Adele, puede convertirse en la más increíble lograda por una celebridad internacional de la música. Su cuerpo con un sobre peso mayor a 60 kilogramos, dio paso una delgada silueta y a unos rasgos en su rostro, difíciles de reconocer.
Pero es ella, sigue siendo la cantante que robó los corazones de millones de fanáticos a nivel mundial que la siguen y esperan a que regrese este año a los escenarios, con un nuevo álbum, su cuarta producción discográfica.
El pasado sábado, la artista celebró que su mejor amiga, Laura Dosckrill, se casó oficiando los votos de los novios y subiendo al escenario a deleitar a los invitados con la interpretación de sus mejores éxitos en una noche, donde todos cantaron y se divirtieron hasta pasada la media noche.
Aproximadamente a las 11.45 de la noche, la cantante decidió abandonar los espacios del Mason’s Arms en Battersea, en la ciudad londinense, y a su salida la esperaban los paparazzis, que deseaban fotografíar su outfit y cualquier detalle que deje constancia de su perdida de peso y la nueva imagen que luce.
Pero la peor reacción fue la captada por uno de estos fotógrafos, cuando Adele se vio perseguida y su cara fue de terror e indignación por el acecho del paparazzi, por lo que respondió con un gesto obsceno.
LA HISTERIA SE REVELÓ EN ADELE ANTE LA PERSECUCIÓN
Días anteriores, a su llegada a Londres, proveniente de Los Ángeles, del after party de los Oscar, Adele fue captada por los paparazzis en el aeropuerto de Heathrow. Las fotos captaron un momento en que sostenía una discusión por su teléfono.
La gesticulación de la artista era grotesca, mientras sostenía la conversación y era ayudada por uno de sus asistentes al bajar del automóvil. Su enojo por el asedio siempre es la respuesta de la cantante, cuando observa que ha sido captada por estos “profesionales” que viven de perseguir a los grandes artistas del espectáculo.
La revolución de Adele, se ha convertido en la historia más apetecible para el oficio de cientos de paparazzis que buscan una fotografía de la artista. Y en su país natal, este oficio es uno de los mejores pagados por los tabloides amarillistas, que se han dado la tarea de perseguir a la estrella de la canción británica.
