Nadia Bernal, entre el cuerpo, la vida, el dolor y la gratitud

0
1638

El cuerpo, la vida, el dolor y la gratitud de la propia existencia, así como el reconocimiento de la violencia obstétrica, son los temas que aborda la joven escritora y periodista Nadia Bernal, quien ha resultado entre las artistas galardonadas por la Secretaría de Cultura del Estado de Querétaro, con el Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA), mismo que tiene como objetivo contribuir al desarrollo y promoción cultural del país.

“Mi cuerpo es una casa invisible”, será el poemario que Nadia continuará desarrollando durante la cuarentena, con el que pretende dar visibilidad a lo que nadie se atreve a ver.

“El tema principal justamente es el cuerpo, específicamente cuando el cuerpo está enfermo o tiene alguna condición específica por la cual es atravesado, porque esto es algo muy importante para mí cuando uno escribe está implícito el cuerpo, porque sin cuerpo no hay escritura”, aseguró .

Nadia Bernal, nació en 1996 en el Estado de México, sin embargo, desde hace siete años radica en la Ciudad de Querétaro. Es recién egresada de Comunicación y Periodismo por la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), y podrás encontrar sus reseñas periodísticas en espacios como “Connectas”, “El Periódico de las señoras Malvestida”, entre otros donde ha escrito sobre feminismo, violencia de género y derechos humanos. “El dolor de vivir” (El Humo, 2019) fue su primer poemario.

En esta ocasión sus líneas se centran en hablar y tratar temas como la violencia obstétrica y los procedimientos ginecológicos que muchas mujeres viven a diario.

“Tener este acercamiento y poder nombrar las cosas que a lo mejor yo pensaba que tenían que ser así, me hizo darme cuenta de que eso no es normal y que también existe una violencia cuando atraviesan nuestros cuerpos, cuando se tratan de cuestiones de reproducción y con nuestra sexualidad”, compartió en exclusiva para Sociales 3.0.

Por otra parte, también decide abordar profundamente en temas relacionados con las ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual) como el Virus de Papiloma Humano (VPH), tema que ha influenciado mucho en su trabajo durante este último año y medio.

“Parecía que el VPH no existía o que era como algo muy atípico, pero me encontré con que hay personas, mujeres cercanas a mí que lo han tenido y que de repente no había forma en la que pudiéramos acompañar correctivamente, por todo lo que nos atraviesa en toda la situación de este tipo, como en toda la enfermedad que no se atiende a tiempo puede desarrollar cáncer cérvicouterino (…) estaba leyendo que por lo menos el 90 por ciento de las personas sexualmente activas ya tuvieron o van a tener o contraer VPH, por lo menos una vez en su vida”, dijo.

Es a partir de esta serie de inquietudes e investigaciones, y pláticas con amigas que la escritora comienza a desarrollar dichos temas en un poemario que será presentado si todo sale en cuanto a lo establecido, a mediados del 2021.

“Para mí escribir me ha dado como ese acompañamiento que a lo mejor no había podido tenerlo en su momento, en mi primer poemario hablo sobre depresión, un poco sobre el tema femicida, pero creo que a través de la escritura he podido nombrar cosas que me atraviesan, que me han servido para acompañarme”.

Por otra parte, asegura que el proceso ha sido reconfortante, ya que se reúne con otras mujeres para escribir inspiradas y acompañadas en un proceso del cual todas se benefician y se retroalimentan, en un taller literario con la poeta queretana Ariana Ibáñez.

“Ella nos hablaba mucho de escribir acompañadas, de esta necesidad de escribir colectivamente, salir un poco de este cliché de escritor que escribe sólo para sí mismo, hasta un poco aislado en silencio, entonces a mí la pandemia me ha dificultado mucho el proceso creativo, porque eso de estar encerrada y escribir en la soledad para mía no funciona, para mí sí es necesario escribir colectivamente y también escuchar lo que otras compañeras escriben y cómo puedo reflejar en ellas o comprender otra realidades que a lo mejor yo no estoy viviendo, entonces para mí eso ha sido la escritura”.

Mi cuerpo es una casa invisible, es un trabajo literario con el que la poeta ha logrado apreciar la importancia de nombrar las cosas, trabajar en comunidad, con empatía y sororidad, aún en un mundo que nos quiere en el olvido.

Zaira Montoya/Sociales 3.0