Guanajuato, Gto., 14 octubre de 2021.- La Fiesta del Espíritu arrancó con una nota solemne, pero, no por ello, menos potente: un minuto de aplausos, estentóreo y sentido, para el personal médico de México.
En el reencuentro añorado, antes de la música, de la danza y del teatro, el Festival Internacional Cervantino (FIC) dio cuenta de que ésta, la edición 49 de su larga historia, no es solamente una más.
Antes de que comenzara la descarga de metales, congas y el contoneo de caderas de Formell y Los Van Van, pioneros de la delegación cubana en Guanajuato, la explanada y las gradas de la Alhóndiga de Granaditas, a un tercio de su capacidad por los tiempos, se alzaron en un aplauso colectivo para quienes han luchado por la salud de todos ahí.
Tras la suspensión de actos presenciales durante el año pasado a causa de la pandemia de Covid-19, la directora del festival, Mariana Aymerich, hacía una única petición a los asistentes: “Mantener la esperanza; es menester en la vida de los seres humanos estar conscientes de nuestro pasado para aquilatar el presente y mantener viva la esperanza”.
Como la esperanza misma, de blanco y sonrientes, como si estuvieran contagiados del encanto caribeño de sus compañeros de escenario, los músicos de la Orquesta Filarmónica del Desierto, de Coahuila, inauguraron el Cervantino con el Mosaico mexicano de Arturo Rodríguez.
Y como diciendo “suficiente de eso, aquí se viene a bailar”, la agrupación formada en 1969 por el mítico bajista Juan Formell, y hoy capitaneada por su hijo Samuel, irrumpió en el escenario con -¿cuál otra?- Aquí el que baila gana.
Como queriendo poner de su parte para mantener los protocolos sanitarios, el público se mantuvo sentado en la primera pieza, apenas balanceándose en su asiento, hasta que el influjo de Los Van Van fue intolerable y todo mundo se paró a bailar.
“A pesar de todos los contratiempos, ¡estamos de pie!”, acertó Roberto Hernández, cantante del grupo, con un sonoro pisotón en el escenario.
“¡Te amamos, Robertón!”, le gritaron un grupo de cubanas desde un balcón estratégicamente ubicado a un costado de la Alhóndiga, con el mejor lugar de todo Guanajuato.
PROTESTAN POR CUBA
En una fiesta como ésta, sin embargo, donde la reflexión política jamás falta, las protestas sociales que han cundido en la isla se hicieron presentes en un grupo de cubanos en las gradas que, mostrando una bandera de su país, lanzaron un “¡Patria y Vida para el pueblo de Cuba!”, el canto de los inconformes con el régimen.
Siempre visible y vigilante, el equipo de seguridad del Ministro de Cultura de Cuba, Alpidio Alonso Grau, tomaba nota de las protestas desde la valla que separaba la sección de asientos del resto del público.
Antes, en un discurso improvisado para la prensa, el funcionario celebraba la cercanía de México con Cuba: “Ésta es la tierra que también acogió a Fidel (Castro), a Raúl (Castro), a los expedicionarios del Granma, a los expedicionarios de ese Granma que luego resultó en la victoria de enero del 59, de un proyecto del cual nos sentimos continuadores hoy y que acompañamos al Presidente Miguel Díaz-Canel”, declaró.
Particularmente, agradeció al Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien recibió al Mandatario cubano apenas en septiembre.
“Un agradecimiento muy grande por las expresiones de solidaridad de las últimas semanas para con el pueblo cubano, el apoyo al proyecto cubano, la confianza en la resistencia del pueblo cubano, particularmente las expresiones del Presidente Andrés Manuel López Obrador”, dijo Alpidio Alonso Grau.
Como país invitado, Cuba tendrá presencia durante todo el festival con agrupaciones como el Septeto Santiaguero y los trovadores Ray Fernández y Eduardo Sosa, a la espera, tal vez, de más protestas durante los espectáculos.
Como punta de lanza de su país, Formell y Los Van Van dejaron caliente el escenario con clásicos como la Sandunguera y Somos cubanos, algunos en colaboración con la Filarmónica de Desierto, a su vez representante del Estado invitado.
En una edición en la que, según cifras del Gobierno de Guanajuato, se esperan 30 mil asistentes presenciales, el Cervantino apuesta por terminar su edición con saldo blanco de contagios de Covid-19.
La tarea, difícil al juzgar por las aglomeraciones en la calle adyacente a la Alhóndiga, y por las filas que siguen formándose para el ingreso, es un reto ciertamente complicado.
Por lo pronto, con su rumba y su son cubano, Formell y Los Van Van, con sus amigos de la Orquesta Filarmónica del Desierto, devolvieron la alegría a una ciudad que ya la necesitaba.
La primera nota del Festival Internacional Cervantino, de La Fiesta del Espíritu, fue ésa: una de esperanza.
Con información de Reforma.