Refrendan los 2000 en la culminación del Corona Capital 2025

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Ciudad de México, 17 de noviembre de 2025.- El Corona Capital 2025 cerró su celebrada 15 edición ayer, con 82 mil 601 personas en la Curva 4 del Autódromo Hermanos Rodríguez, donde Deftones, Weezer, James y AFI hicieron lo suyo.

¡LIBERADORES! DEFTONES IMPULSA EL FINAL DEL CC

Faltaban diez minutos para que Deftones apareciera y todo estaba listo. Miles de personas gritando su nombre: “¡Deftones, Deftones!”, se escuchaba en el aire, que atravesaba el humo denso de las máquinas que preparaban la atmósfera para que aparecieran los californianos en la tarima.

Hubo un ambiente sofocante, aplastante, por la marea de gente y también por la neblina que se iluminaba de violeta por las luces neón sobre la pantalla principal. Cuatro columnas ya estaban listas para la acción,  todas introducidas entre los instrumentos. 

Entonces se apagaron las luces y el grito estalló, se liberó el estrés de la espera, se olvidó el cansancio de tres días de festival y las guitarras lo fueron todo. Pero, más aún, fue sólo la voz de Chino Moreno y el grito de amor de México para él:  “¡Chino, Chino, Chino!”, que el vocalista, con su barba de chivo y cabello largo, respondió: “¿Qué pasa México?”.

Todo fue un discurso de libertad, como Deftones tiene acostumbrada a su gente. Sí, con ambiente dramático propiciado por los bajos oscuros y potentes, por la guitarra triste lenta, que ruge, pero con letras que incitan el dejar, el soltar, reflexionar.

Como escapar del ruido cuando tocaron My Own Summer, pero escapando del ruido del mundo transformado en música, un tema de aislamiento que en colectivo, en el festival, parece cambiar su significado.

Needles and Pins y Sextape continuaron el repertorio, casi poéticamente, entre vasos de cerveza volando muy alto, derramando líquido sobre los que sólo disfrutaban, y en las pantallas, cientos de palomas emprenden el vuelo, visuales que cautivan, una mujer flotando en el mar, las olas que la arrastran hasta la orilla. Un juego de contrastes, la agresividad musical que emana de la vulnerabilidad y hace que el público cante, se abra y, por un momento, sean sólo esos miles de almas y Deftones, en un diálogo que termina con el reloj a las 23 horas.

WEEZER DESEMPOLVA MÁS QUE RECUERDOS

“Woooo u ooooo, woooo u ooooo”, y el público respondía igualmente, cantando a coro. Así invadió Weezer el escenario principal del Corona Capital 2025, con sus riffs de guitarra inconfundibles, que recuerdan a los 2000, frente a un público que no se dejaba abatir por los tres días de actividad y resistía escuchando firme a una de las últimas bandas de esta edición, la de Los Ángeles, California.

Rivers Cuomo, con lentes de armazón enorme, su típica camisa ahora con diseño colorido y una camisa básica blanca debajo. Cualquiera lo pasaría viéndolo cantar balada rock al inicio del show, pero rápidamente Weezer se transforma y una guitarra agresiva ruidosa que cruje comienza a sonar, cortesía de Brian Bell. Así, en vaivén, toda su presentación en el último día de actividades.

Yendo y viniendo entre coros románticos, coros emocionales de amor, con la guitarra amigable, hasta el estribillo, ponían a cantar y brincar a todo el público, que sacudía más que sólo la cabeza: ponía a menear los brazos, a colgarse de a lado y hasta lanzar la cerveza.

Entonces llegó uno de sus grandes clásicos, y no, no se trata de un rock imponente, sino de su balada rock pop Island in the Sun, que puso a cantar a toda su gente, desde el que se encontraba en primera fila y podía verse mirando al grupo ilusionado, sujetado a la valla en las pantallas del escenario, hasta los que descansaban de un largo día en los pastos más alejados a la tarima.

Algunos que estaban acostados, soñando con los temas de los angelinos de fondo, hasta se despertaron, se levantaron del pasto, se sacudieron un poco y empezaron a cantar, a bailar y a filmar el momento. Justo ahí Rivers agradeció.

“¡Méxicoooooo! ¡La Ciudad de Méxicoooo!”, gritó fuerte y largo. “¡Qué linda ciudad, mi sueño es México!”, insistió el vocalista cantando. “Mucho gusto”, dijo, todo en español, lo que provocó ternura en las fans.

Weezer encadenó en todo el show temas como Buddy HollySay It Ain’t So Island in the Sun, acompañado por el amor de sus fans. Todos los temas hicieron que todo el público levantara las manos al ritmo de la banda como si realmente pudieran, como sugieren las letras: escapar por un instante a un lugar sin preocupaciones.

ADELITA Y PUNK ROCK

Como PinkPantheress terminó decepcionando por su cancelación, Adéla tomó su lugar. La trainee que no logró terminar en la alineación final de Katseye fue la parte rosa en la vorágine oscura que estaba por caer en el Autódromo Hermanos Rodríguez.

Y le tocó día cañón, porque tenía que convencer a los novios de las morras que sí querían ver algo de pop, incluso que compraron para sólo verla a ella. No hubo banda en vivo, sólo ella para Superscar y SexOnTheBeat.

Apenas 30 minutos, un montón de nervio, pero más actitud para no decepcionar a sus seguidoras, muchas de ellas morras que llevaban alguna camiseta de Katseye, porque hubieran deseado tenerla en la alineación final. Dos peluches simis y un ramo de flores para debutar en festivales mundiales.

AFI ya fue cosa seria, aunque la neta había poca banda punk que llegó a verlos, la mayoría eran parte de la escena generacional que llegó con Decemberunderground. Davey por fin debutó su nueva apariencia, porque como Ethan Hawke, es un maestro de las caretas, así que en su paso pospunker la base y el bigote son parte de su nuevo yo.

El setlist no fue tan diferente al de su showcase de enero en House of Vans. Sólo metieron las rolas de Holy Visions y Behind the Clock para empezar el ciclo del nuevo disco Silver Bleeds The Black Sun

Lo realmente valioso llegó en tres partes, al menos el tesoro para la raza old school que estuvo frente al escenario y cerca de la pasarela armando un slam, porque no llegó a moshpit como algunos confunden. Como sea, la neta se puso chido cuando sonó Dancing Through SundayThe Boy Who Destroyed The World y The Days of the Phoenix.

Es lo más cerca que estuvimos del viejo AFI metido en el punk rock y hardcore. Pero también se agradeció estar en la parte emo de Silver and Cold y Miss Murder, que por más que se quejen los viejos que añoran las eras de The Art of Drowning y Black Sails in the Sunset, le permitieron a la banda llegar a festivales tan grandes como el Corona Capital.

 Después de todo, vivimos en tiempos donde ya todos podemos convivir y estuvo cool cantar Miss Murder con la raza nu metalera y geek que arribó a ver a Deftones y Weezer, consecutivamente. También había emos, en especial un par de vatos que replicaron el megafleco de Davey Havok de tiempos del álbum Decemberunderground.

CUT COPY

Tampoco hubo lluvia de chela, no porque fuéramos ya aburridos, sino porque duele aventar 200 varos a la humanidad de algunos carnales que terminan bañados sin más. Terminó muy cañón el show y la gente se dispersó, algunos a pisotear, comer, llenar y vaciar el tanque o ver a James en la comodidad de las lonas frente al Doritos.

“Somo James,  nunca tocamos el mismo setlist, lo cambiamos cada noche para que puedan escuchar canciones que jamás hemos tocado”, dijo Tim Booth antes de cantar Beautiful Beaches. Y como ya es costumbre, el viejo inglés se bajó a barricada para cantar a la gente.

Y si había un buen de fans de ellos, pero muchos eran de los Deftones, esperando pacientes el regreso de Chino Moreno y compañía después de nueve años de aquel Knotfest. Sin embargo, no le hicieron el feo a escuchar rolas tan clásicas como Say Something y Laid. Estuvo cool su set, solamente que… pues con Weezer era otra de las paradas obligatorias del festival.

Redacción Sociales 3.0