Ciudad de México, 13 octubre de 2021.- La noche de este miércoles inicia el 49 Festival Internacional Cervantino (FIC), en su regreso presencial, con la presentación de Formell y Los Van Van en la Explanada de la Alhóndiga de Granaditas, acompañados de la Filarmónica del Desierto, mientras que, en el plano digital, se alista, para el jueves, un concierto de la Orquesta Sinfónica de Montreal (OSM).
Un retorno híbrido de la llamada Fiesta del Espíritu.
Rafael Payare (Venezuela, 1980) estará al frente de la OSM, reconocida internacionalmente por su refinamiento sonoro y que, bajo el liderazgo de su antecesor, Kent Nagano, estableció el lleno en sus conciertos como norma.
Designado por unanimidad por el comité de selección, el venezolano es el noveno director musical de la orquesta fundada en 1934, y que ha tenido como batutas a Zubin Mehta y Charles Dutoit. Ejercerá por seis semanas como director designado antes de asumir el cargo en septiembre de 2022 por un mínimo de cinco años.
Llega, según comenta Payare en entrevista, con muchos planes en la bolsa. Sabe que la OSM es bien conocida por sus grabaciones, que superan las 80, y un buen número han sido premiadas a nivel internacional.
El venezolano se propone internarse en territorios predilectos de la orquesta, como Gustav Mahler y Richard Strauss, que forman parte de su núcleo como director, pero también hará Dmitri Shostakovich, que requiere un “sonido no tan refinado sino un poco más visceral”, convencido de que esta orquesta puede hacerlo todo.
“La idea es expandir un poco lo que hizo no solamente el maestro Nagano, sino también el maestro Dutoit: traer un poco de ese repertorio que para orquesta es tan conocido por las grabaciones que hicieron hace 35, 40 años; estar explorando eso y llevarlo un poco más allá, poniendo repertorio hispano, latinoamericano, francés, por supuesto, aparte de explorar también la música canadiense y los compositores de nuestros días. Es importante que eso también se toque”, dice el director, quien debutó con la orquesta en 2018.
Payare, de 40 años, es un hijo de El Sistema, creado en Venezuela por José Antonio Abreu. Recuerda una gira con la Orquesta Infantil de ese país; ensayaban con el italiano Giuseppe Sinopoli y eran más de 150 niños tocando. Payare se fijó en el director y bastaron esos dos minutos para que el sonido se transformara por completo en su cabeza. Aunque la posibilidad de subir al podio era aún lejana, la semilla estaba sembrada.
Abreu detectó el potencial de quien era el principal de corno de la Orquesta Simón Bolívar y parte, además, de un quinteto de metales. Volcado en la música, Payare alternaba los conciertos con las clases que daba a niños y jóvenes, y en ocasiones tenía que dirigir.
El creador de El Sistema le dijo que veía en él un talento natural para la dirección orquestal, y, después de casi una década en la música, todo parecía alinearse para el joven músico. Era el año 2004.
“Esa puerta en mi mente se abrió y todo tuvo sentido, porque yo escuchaba las cosas de cierta forma cuando tocaba en la orquesta; todo encajó, ahí fue cuando ocurrió. Seguí tocando en la orquesta hasta 2012, pero ya nunca fue lo mismo; tocaba mi instrumento, pero todo lo que pasaba por mi cabeza era yendo más allá, el big picture”, dice.
Al subir al podio, emergen las lecciones aprendidas con sus mentores, Lorin Maazel, Bernard Haitink y el propio Abreu.
“Una de las cosas que los tres siempre decían era que, por supuesto, la preparación previa siempre es importante, pero, una vez que estás allí, abre las alas y vuela”, evoca Payare, quien fue galardonado en 2012 con el primer lugar en la Competencia Internacional Nicolai Malko de Dirección.
Cree, como Haitnik, que el núcleo de la tarea de una batuta permanece como un misterio difícil de desentrañar.
“A pesar de que cada director tiene una especie de sonido que va con diferentes orquestas, nosotros no producimos ningún sonido, hay algo místico allí: la manera como puedes comunicar lo que el compositor o la compositora quiso decir, y puedes convenir eso a los músicos y crean en lo que dice”.
Payare se asume como hijo de El Sistema, no importa a dónde vaya, y desea que la institución se mantenga a flote y prevalezca.
“Se le tiene que dar al niño o al joven el derecho de soñar en grande, y yo tuve esa suerte. Sería muy malo que las generaciones que vengan no tengan esa misma oportunidad. Es importante que El Sistema siga creciendo”.
Y alcanzar la dirección musical de la OSM se corresponde con ese “soñar en grande”.
PRESENCIA GUANAJUATENSE
Maurice Ravel está en el ADN de la Sinfónica de Montreal, asegura Payare al referirse a la suite Mi madre la oca, parte del programa a presentar, de manera virtual, en el FIC.
Incluye Fairy Tale Poem, de la compositora rusa Sofia Gubaidulina, y que el director entiende como otra manera de contar una historia, con “muchas texturas”; fue la música de un programa de radio para niños basado en el cuento The Little Piece of Chalk, del escritor checo Mazourek.
Completa el programa el pianista quebequés Charles Richard-Hamelin, como solista, con el Concierto No. 24 de Wolfgang Amadeus Mozart.
El concierto será transmitido este jueves a las 19:00 horas.
Con información de Reforma.