Ver a nuestros hijos crecer no es fácil, nos enfrentamos a nuevas ideas, palabras y cuestionamientos. Entre todas las cosas que aprenden al estar en contacto con otros niños, nos encontramos con la comida chatarra, sin embargo, no es el fin del mundo.
Enseñar a tus hijos a tener buenos hábitos alimenticios no es difícil, requiere de guía, paciencia, amor y mucha actitud, poco a poco descubrirás que el proceso puede ser muy divertido.
Es probable que el proceso sea un poco complicado al inicio, pero recordemos que los niños relacionan cada cosa con una emoción o sentimiento, por lo que trata de establecer un ambiente tranquilo y agradable para que tus hijos relacionen su alimentación con un momento feliz. Puedes hacer uso de recetas para niños, además de servir su comida de forma divertida para ellos, un ejemplo perfecto es la fruta partida en forma de figuras.
Pon el ejemplo
Los niños son una esponja que absorbe todo lo que ven y oyen. Procura tener buenos hábitos alimenticios y aplícalos diariamente. Es importante que tus hijos vean que también tu disfrutas comer alimentos saludables, además de seguir una rutina de actividad física.
Involucra a tus pequeños en la cocina
Conforme los niños van creciendo pueden ir asumiendo mayores responsabilidades en el hogar. En este caso, puedes pedirle ayuda para la cocina, así permites que tu hijo se familiarice con los alimentos, cocine contigo, aprenda a diferenciar la comida que aporta nutrimientos y conozca distintas formas de preparar un platillo para que además de saludable, sea rico.
Toma en cuenta sus necesidades
Este punto va en función con la cantidad y el tipo de alimentos. Recuerda que los niños comen menos que un adulto, por lo que es recomendable servirles la porción adecuada para que puedan disfrutar su comida además de aprender a quedar satisfechos sin estar lleno. Por otro lado, si bien es importante que lo ayudes a descubrir nuevos sabores, hay alimentos fuertes, pesados o muy condimentados que pueden hacerles daño.
Mantén una relación saludable con los alimentos
Esto incluye tanto tu alimentación como la de ellos. Procura no expresarte de forma negativa de la comida, como quejarte de las calorías que tiene cada cosa o hacer dietas que no te hacen sentir feliz, ya que la forma en cómo te sientes, lo reflejas con tus hijos. Así mismo, tampoco es recomendable usar como castigo ciertos alimentos o platillos ya que los niños pueden desarrollar aversión hacia estos.
Generar consciencia sobre los alimentos
Este punto es un plus, ya que más allá de ver con la cantidad o tipo de alimentos, es sobre generar consciencia en nuestros pequeños sobre lo afortunados que son al poder disfrutar día a día de una comida saludable y nutritiva. Inculcar en ellos valores como la empatía y la gratitud ayudará a que tengan un buen desarrollo nutricional y un sentido humano en la sociedad.
Para esos pequeños que no tienen acceso a una comida completa y nutritiva, existen fundaciones y asociaciones dedicadas a ayudar a niños de escasos recursos a tener una alimentación balanceada, como Dibujando un mañana o Comer y Crecer, y así contribuir a que se desarrollen sanos y tengan un mejor futuro.