Ante de comenzar con el tema, quiero agradecer este espacio para escribir desde adentro de mi alma, porque justo lo haré desde ahí. Si bien ADN Informativo es una extraordinaria plataforma para escribir desde un punto de vista periodístico; aquí escribo desde mi ser y el camino espiritual que he decidido recorrer.
Y esta vez me ocupa el paro nacional anunciado #undiasinnosotras; y me niego a vivir con miedo; a no poder salir a la calle vestida como “me de la gana” sólo de pensar que alguien pueda gritarme un insulto, un piropo incomodo, o recibir una agresión. Rechazo una lucha entre hombres y mujeres porque somos complemento; amo los roles y las diferencias físicas y emocionales que tenemos.
Agradezco infinitamente ser mujer valiente; y valiente porque físicamente tenemos la fortuna de ser el vehículo para dar vida, de poder transformar nuestro cuerpo físico para dar vida; de amar más allá de nosotras y nuestra capacidad cuando vemos un bebé salir de nuestro vientre; y por ello somos bendecidas y yo las y me honro desde los más profundo de mi ser.
Amo a las mujeres, niñas, y ancianas; a quienes son madres y también a quienes deciden no serlo; a las heterosexuales y homosexules; pero igual amo a los hombres y no quiero estar en guerra con ellos.
Y si bien apoyo a ese feminismo genuino que nació a finales del siglo XVIII contra la opresión y la explotación de la cuál éramos victimas como género; siempre me parece, ha sido y debe ser una lucha más social. La mujer busca igualdad en lo económico, social y cultural; y yo estoy de acuerdo en la igualdad como seres, pero amo la diferencia de roles; somos complemento natural y no hablo de pareja; somos de manera biológica seres con capacidades diferentes.
Somos valientes porque a pesar de hoy ser parte de todos los ámbitos económicos, sociales y culturales de la sociedad; tenemos la responsabilidad amorosa de educar, de acoger, de críar, y de amamantar. Porque de una generación a otra, y desde nuestras ancestras hemos honrado la vida, dándola muchas veces, para otorgarla a nuestros hijos. Y es ahí donde agradezco al universo, las grandes diferencias entre hombres y mujeres.
Alguien, una mujer a quien respeto mucho, me dijo hace unos días, que yo sí era feminista; me negaba a aceptarlo, pero sí, quizá sí soy feminista pero no radical. Amo y honro a las mujeres, a todas, igual que lo hago con los hombres; y sí hoy más que nunca me duele ver cómo somos víctimas de crímenes de odio sólo porque somos mujeres; pero no quiero pelear contra ellos; al contrario. Tampoco quiero sumarme a movimientos que creo que restan, y no suman.
Hoy me toca, la gran responsabilidad de criar y educar a dos hombrecitos en casa; me siento honrada de ser su madre; y hoy, más que nunca creo que ese es mi granito de arena para acabar con este escenario nacional de violencia, de insensibilidad, y de odio.
Las mujeres somos sustento de amor desinteresado; y rechazo vivir con miedo y escondernos; nosotras somos nuestra propia fortaleza pero nunca contra ellos.
Estoy segura que tanto a hombres como a mujeres nos duele Fátima, Ingrid, Laura, Beatriz, cualquier nombre. Nos duele nuestra madre, abuelas, bisabuelas, y más; hermanas, sobrinas, primas, hijas. Nos duele que ella sufra; pero nos duele a todos, hombres y mujeres nos duele que otra persona sufra quien sea hombre o mujer también.
No entiendo como alguien del género que sea puede lastimar a otro ser. No entiendo la situación pero me conmuevo, sufro y bendigo el momento. No con una bandera de “abrazos y no balazos”; sí fuese un agresor de mis hijos desearía tenerlo enfrente y dejar que naciera una fiera en mí. Pero abrazo esos momentos en que alguien por inconsciencia puede actuar con maldad y venganza sobre otro ser y aún más sí es más pequeño o indefenso que él.
Esos personas que hoy son las malas e inconscientes tendrán que pasar muchas vidas para alcanzar un nivel más alto de consciencia, tienen aún mucho que aprender y sin duda mucho que sufrir porque los buenos somos los valientes, somos los que nos decidimos a amar, a amar al resto y a caminar hacia nuestro interior para ser luz y trascender.
“La vida comienza donde termina el miedo” OSHO
Rosalba D’Elía