Foto: Marilú Meza
Querétaro, Qro., 7 de septiembre del 2025. En una noche cálida y llena de magia en el Jardín Guerrero, el Hay Festival Querétaro vivió un momento inolvidable con la presentación conjunta del cantautor Kevin Johansen y el ilustrador Ricardo Siri, más conocido como Liniers.
Un concierto o quizás una función de arte vivo. Un espectáculo, un caos, pero uno cuidadosamente orquestado entre melodías y trazos. La escena fue única desde el primer acorde. Kevin, con guitarra en mano, arrancó con su característico humor suave y mirada cómplice al público.
Liniers, con su arsenal de plumones, se ubicó frente a una pantalla gigante donde cada dibujo en tiempo real acompañaba la música como si siempre hubiera estado destinado a ser parte de ella.
Cuando las canciones tienen cara, y los dibujos suenan. Un avión de papel cruzó el cielo del Jardín Guerrero, lanzado desde el escenario y aterrizó entre risas y aplausos del público, como símbolo perfecto de lo que ahí ocurría, un juego. Uno poético, artístico y profundamente humano.
Lo de Johansen y Liniers es más que colaboración, es una complicidad artística que lleva más de una década cobrando forma en conciertos, libros. Los dibujos de Liniers parecen encontrar ritmo propio al compás de la guitarra.
Ambos artistas han construido trayectorias internacionales sólidas. Mientras avanzaba la noche, la conexión entre música, dibujo y público se volvió más intensa. Liniers no solo ilustraba, jugaba, se reía. Intervenía la música con trazos que arrancaban carcajadas o suspiros. Kevin no solo cantaba, narraba, improvisaba, tejía historias con acordes, palabras y silencios.
El Jardín Guerrero se transformó por un par de horas en un lienzo musical, en una sala de conciertos dibujada a mano, en un universo paralelo donde el arte no necesita etiquetarse ni entenderse del todo, sino simplemente disfrutarse.
Marilú Meza / Sociales 3.0